Crítica de Arte - Guilio Gioia
"Giulio Gioia: la magia del Caribe..."
TONI PIÑERA 27 Oct 2016
La 17ma. Semana de la Cultura Italiana en Cuba pasó por La Habana, traducida en conciertos, exposiciones, conversatorios, encuentros... Y vio la luz en el Convento de San Francisco de Asís, La Habana Vieja. Luego de la inauguración de la exposición Detrás de la máscara, del artista del lente Alfredo Cannatello, tuvo lugar un hermoso concierto para violín y piano del maestro Lucio Degani y la pianista Zahyli Escalona. Después de interpretar un variado programa que incluyó, entre otras obras de Pugnani-Kreiskler, Bach, Paganini..., el final regaló una apoteosis vibrante, con el violinista italiano y el maestro Frank Fernández, para cerrar con broche de oro.Más tarde, los asistentes atravesaron la calle Oficios, y en la galería Carmen Montilla, los esperaba la apertura de la muestra Reinterpretación de Sandro Botticelli, del creador italiano/cubano Giulio Gioia. La danza, el mar, el hombre en sus más variadas acepciones... han sido temáticas, que como las olas, vienen y van en la obra de Gioia. Cuando llegó de Italia, hace 20 años este 2014, fue rápidamente a mirar el mar del Caribe desde el inmenso balcón que tiene La Habana hacia el gran azul que nos envuelve con sus olas: el Malecón. Entonces, colores y formas, a veces diferentes y hasta atrevidas captaron el embrujo, el ansia de tener el mar al alcance de sus manos y sueños. Los tintes del Caribe, repletos de luces y tonos brillantes se acumularon en los temas de su obra que es múltiple: pintura, dibujo, grabado, cerámica, joyería, y comenzó, podemos decir, una segunda vida, enraizada aquí, además, por el amor. Después fue el turno de la Danza. Esa que es parte indisoluble de la Isla llegó un día a sus costas. Formas gestuales que llevan y traen el óleo ocuparon su lugar por las obras, y apareció un nuevo protagonista: el ballet y, por supuesto, Alicia Alonso, artesana de estas historias tejidas en danza. En todo este tiempo, y durante cerca de 15 años, dejó sus marcas artísticas como profesor de joyería, en la Academia de Arte San Alejandro...
Ahora Botticelli Desde que a mediados del siglo XIX fueron colgadas por vez primera las obras de
Botticelli en la galería Ufiizi (Florencia), el espectador comenzó a descubrir
a este pintor del Renacimiento hasta ese momento casi prácticamente olvidado... A
partir de entonces, aquellas imágenes de las melancólicas Venus, nunca más nos
han abandonado, y nos asaltan como delicados fantasmas mitológicos... Siglos
después de creadas sus obras, Giulio Giogia, quien respira y vive en Cuba, nos
acerca remembranzas del genial creador en esta muestra, que coincide con su
aniversario 20 en la Isla Caribeña y la fiesta italiana de la cultura, en su
segunda patria.Giulio Gioia, nacido en Piacenza y diplomado de la Academia de Bellas Artes de
Brera (Milán) comenzó en 1971 su camino por el arte con su primera exposición.
Desde entonces ha dejado sus huellas en decenas de muestras. Provisto de una
delicada línea, característica primordial de su pintura, mínimos trazos, y esa
capacidad de transformar en manchas gestuales las siluetas de los "personajes",
Giulio Giogia "congela" imágenes conocidas: El nacimiento de Venus, La
Primavera, dos obras maestras florentinas, La calumnia de Apeles
(otro trabajo excepcional del artista) y muchas otras... Y las trae al siglo
XXI, fundidas con tonos caribeños, atrapadas en el color y sujetos a la obra
por la mano de las técnicas mixta y la creatividad del artista quien disfruta
plenamente con su trabajo. Por ellas cabalga la poesía del cuerpo que se
enriquece con la utilización de esas tonalidades suaves, aguadas que recuerdan
la atmósfera de los clásicos. En ellas suma imaginación, detalles, y otros
elementos relacionados con su vivencia cubana. El recuerdo de Botticelli
resurge entre líneas y colores... De las obras extrae detalles, en una
metamorfosis visual donde juega con las imágenes para acercárnosla en tiempo y
espacio. Reinterpreta escenas, conceptos, ilustra transformaciones. Enfoca a
veces un rostro, o el cuerpo, y narra también su historia, un pensamiento de lo
que pudo ser... Y es que el pensamiento humanista florentino creó un repertorio
de temas que efectivamente constituyó una colección importante de materiales
que podrían ser explotados por la imaginación creadora de los pintores, y aún
sigue inspirándolos. La magia del Caribe atrajo un día a Giulio Gioia a esta
Isla. Cargado de sensibilidad, colores y muchos deseos de hacer, acomodó sus
bultos en un pequeño rincón y dejó brotar toda la energía artística acumulada
en sus adentros. Las dos culturas: la europea y la americana -y también el
amor- fluyen desde entonces como un manantial, en el que ha recogido muchas
sorpresas y alegrías.