"... para alzar el VUELO"
Con la participación de los artistas Alain Boix, Alicia de la Campa, Antoine Mena, Eduardo Guerra, Ernesto Jesus García, Ernesto García Peña, Ernesto Villanueva, Flora Fong, Li Domínguez, Liang Domínguez, Luis Enrique Camejo, Luis Ulises García, Rigoberto Mena, Sándor Gónzalez, Sinecio Cuétara.
Exposición Colectiva - Centro Cultural de Adeje
"..... para alzar el VUELO" es el nombre escogido para esta muestra colectiva, que Obispo Art Gallery presenta en el Centro Cultural de Adeje. Unimos en ella a un grupo de artistas casi todos cubanos, de diferentes generaciones, que a través de sus obras nos permiten adentramos en un universo que nos absorbe y traspasa a otro plano emocional. Una experiencia que se torna sublime ante un abanico complejo y encantador. Desde el expresionismo que va despojándose de todo elemento referencial para calar en la abstracción más pura pasando en el camino por un sinfín de estilos y técnicas, todos unidos en esta muestra por la fuerza y colorido de sus obras. Proponiendo al espectador variadas temáticas como pueden ser las clásicas interrogantes de ¿Quiénes somos?, ¿cuáles son nuestras raíces? o ¿hacia qué lugar avanzamos?
No existe mejor recibimiento, para quien visite esta muestra, que aquel que es propiciado por el Malecón habanero. Espacio de intercambio social, recurso inspiracional de tantos, frontera y límite natural, o lugar donde confluyen los sueños; el muro que bordea la costa, su explanada, y toda su gente constituyen motivos recurrentes en la obra de Luis Enrique Camejo. Y luego transitamos de artista en artista, como quien se posa en una flor y trata de absorber su néctar, su esencia, así vamos recorriendo esta muestra, intentando identificar mensajes, estilos y técnicas.
Llegamos así a la obra de la maestra Flora Fong, cuyo ejercicio pictórico, trata de descubrir el secreto de la naturaleza -haciendo gala a su nombre- crece, se multiplica en flores, árboles y se mueve al compás del viento, porque el aire devenido huracán o simplemente brisa, puede verse caminar por entre las líneas, manchas y colores gestuales. Esos paisajes donde se reúne la esencia con caligrafía oriental (herencia de los orígenes chinos de la artista, por parte paterna) y sentimientos caribeños (que le vienen por nacimiento y su mitad materna), llegan en tonos brillantes donde la luz enfoca la creatividad de sus sueños casi reales.
Y la majestuosa obra de Ernesto García Peña, quien destaca por la singularidad de sus pinturas, en las que combina volúmenes y líneas que definen cuerpos y figuras, que se unen, se enlazan o se funden como un todo en el que los tonos azules, rosas y verdes hablan por sí solos. Naturaleza y hombre van de la mano en cada una de sus piezas. Lo erótico es sin dudas una de las temáticas que con mayor asiduidad el artista trabaja, los cuerpos desnudos se vuelcan sobre los lienzos con una pincelada suave pero precisa, con un trazo delicado pero presente.
Nos toca detenernos en la obra de Ernesto Villanueva, quien llega con su serie Summer in my Garden a inundar esta sala de color con un jardín que resulta una incitación a la aventura, al viaje intelectual, a la exploración sensorial de un mundo deslumbrante. Lo que no halla en la realidad, el artista lo "inventa", pues su campo de experimentación y de batalla es la utopía, ese lugar donde todo es posible, y que tiene a la belleza, su necesidad y su hallazgo, como única motivación, como único fin. A un mundo que se cae a pedazos Villanueva opone sus obras ciertamente optimistas, pues de celebrar la existencia se trata. De ahí la efusividad del color, de ahí el intenso laboreo con las luces.
Y para quedarnos dentro de la abstracción pasamos a otro artista con una propuesta totalmente diferente, Rigoberto Mena, quien dice: "mi patria es la abstracción" y se ha mantenido fiel a esa afirmación desde que reconoció en la abstracción su única lengua para entenderse con nosotros en este complejo mundo de signos y símbolos que habitamos, cuya plenitud consigue en imprecisas definiciones que se dilatan en gestos informales, grafía espontánea y color sosegado. Dejándonos una obra gestual e impactante.
Abstracto también Ernesto Jesús García, con sus obras abiertas que no pretenden dirigir la interpretación, sino más bien exponer y compartir momentos de intensidad o meditación con los observadores, con una gama de colores fríos deja que nos aproximemos a sentimientos, más allá de cualquier intención de explicar nada.
Entre la abstracción expresionista y la geométrica, el artista Sinecio Cuétara prefiere la primera, quizás por ser la que mejor se aviene a la "convulsión" y el "caos visual" que le interesa reflejar. Se apoya en recursos muy eficaces como el intenso trabajo con las texturas, con el universo de la materia palpable, de lo sensorial. Sinecio apela a todo tipo de herramientas: el pincel, las espátulas, el aerógrafo, el rodillo, sus propias manos. El resultado es una visualidad que seduce desde la primera ojeada, justamente por su dinamismo y su heterogeneidad.
Y nos dejamos llevar por la magia de la obra de Alicia de la Campa, que se cimienta sobre la base de la estética surrealista. La iconografía desarrollada por la artista tiene un gran componente de espontaneidad, onirismo y fabulaciones. Muchas de sus figuras parecen salidas del mundo del subconsciente, más que del estrato de la conciencia o el raciocinio. Son seres mixtos, mutantes, preñados de lirismo y desasosiego. Habitan la ambivalencia del placer y la angustia, la dicha y el desamparo, el ensueño y la vigilia. Resulta primordial el tratamiento de las miradas, la insondable y enigmática expresividad de esos ojos apenados, afligidos, lánguidos. Ausentes. Apagados. Se trata de rostros que nos desafían desde su frialdad, desde su desafecto. Atmósferas esotéricas, ilusorias, apócrifas. Cuasi mágicas. La mayor virtud de Alicia es sin duda el poderío y la fertilidad de su imaginación. Su facultad para engendrar espejismos, quimeras. Sus habilidades en la empresa de generar mundos paralelos (pero no por ello descomprometidos con nuestra realidad más cercana, con nuestros trances existenciales).
Es fácil acercarnos al quehacer artístico de Liang Domínguez, su obra atrapa al observador, ella hace un acopio de recursos y los plasma creando una singular perspectiva de originalidad. La figura femenina, recortada contra los fondos constituye uno de los elementos principales de su obra; usa el cuerpo para interpretar la lógica y dinámica de sus movimientos hasta petrificarlos en imágenes. La mujer como eje central en su obra, trasmite seguridad y fortaleza, por la manera sensible y a la vez certera, con que la artista la plasma en su trabajo.
Intentando seguir la línea del surrealismo, proponemos la obra de Alain Boix, quien trata la figura humana al desnudo, como crítica social aguda. Las malas prácticas sociales, la contaminación, los conflictos bélicos, incluso más sutilmente, nos habla de la necesidad imperiosa de comunicación: mucho se habla, poco se escucha y menos se hace para lograr la supervivencia de una especie que está en grave peligro de extinción: el hombre. Este artista nos hace un llamado de atención directo, abierto y en voz alta, no solo a preocuparnos, sino a ocuparnos de los graves problemas que nos amenazan.
Y vamos a continuación con un singular creador, Eduardo Guerra -que no solo graba sino que imprime su propia obra- ha encontrado en la colografía un inmenso campo para la experimentación y un soporte para dar rienda suelta a su desbordante imaginación. Figuras aladas, duendes, elefantes, nubes, gatos, cerdos, corazones, enigmáticas mujeres, pájaros, y peces, entre otros muchos imaginarios -todos desde la figuración- toman cuerpo y conforman una visualidad extremadamente sugerente que se sostiene y refuerza a partir de un depurado dibujo de línea muy limpia, su mundo onírico nos lleva a soñar con otros mundos, donde la realidad es dulce y motiva a permanecer allí, como en un cuento de hadas, nos sentimos vivos dentro de esta fantasía "real".
Y Li Domínguez, el artista más joven de esta muestra, que ha tenido una evolución acelerada, muestra obras con texturas experimentales, que son base o escenario de seres que deambulan con almas de duendes, las energías vibran en su superficie y entre las imágenes laten como nervios o venas líneas que siluetean con frecuencia sus personajes, marcándolos o separándolos, porque son como tierras y fronteras que se vuelven a unir. Los tonos están apegados a los de la tierra y el uso de resinas, polvos mágicos, veladuras, todo esto encamina al joven por una ruta encantada, un universo lleno de seres que relatan las propias historias del pintor.
Y si entramos a través de las Puertas de Luis Ulises García, podríamos acceder a un mundo maravilloso. La simbología que nos presenta en esta serie el artista es muy amplia. La puerta, siempre ha sido considerada un símbolo universal que implica una transición de un lugar, de un estado o de un nivel a otro. Se trata de un punto de acceso a una realidad diferente, superior o inferior: la Luz y la Oscuridad, la Vida y la Muerte, la Ignorancia y la Sabiduría, la Culpa y el Perdón, el Cielo y el Infierno... La puerta siempre nos anima al viaje, nos aventura al misterio y el artista nos invita a correr el riesgo de abrirlas, a aceptar el reto de la vida.
Y pasamos un poco bruscamente a Antoine Mena, en su obra se reconoce su interés por la fragmentación de los bordes en la pieza, por cubrir elementos con grandes planos, con una línea fuerte capaz de interferir con la parte más figurativa o académica y que derive en una figuración expresionista con el signo de una creación espontánea interesada en hurgar la condición interna de los personajes, en su mayoría femeninos. Sin embargo, antes de llegar al cuadro, Mena se sumerge en la exploración de decenas de imágenes para escoger aquellas que manipulará digitalmente en un acto que califica como vital y espontáneo.
Obra muy coherente es la de Sándor González cuyos temas son diversos, pero traemos a esta muestra "la ciudad" como construcción de una soledad menos sola, la fragilidad, la espera, a la ciudad como símbolo, al quehacer humano, para algunos -porque para otros es al paso del tiempo. Una construcción y deconstrucción constante de la obra humana en medio de una ironía que deviene en dolor y burla al unísono. Lo anterior nos remite a una profunda reflexión sobre el futuro y al cuestionamiento acerca de la permanencia del objeto. Artista con vocación de filósofo, que nos hace reflexionar a través de su obra.
Y terminamos la reseña de los artistas con el único que no es cubano, Orlando Chacón, de origen venezolano, pero afincado en tierra tinerfeña nos traerá luz y color a esta muestra, con su serie de esculturas "Concierto Visual", y es que el artista aprovecha todos los recursos que nos brinda esta técnica milenaria del Vitral, con una característica muy especial como lo es la transformación de una pieza bidimensional (que es lo habitual) en una pieza tridimensional, y desde el punto de vista conceptual, utiliza un lenguaje distinto partiendo de la simplicidad o complejidad de un instrumento musical para convertirlo en una obra de arte única, por su capacidad de recreación y de invención, jugando no solo con las formas, sino de manera especial con los colores y la manera que estos de reflejan con la luz.
Después de este recorrido teórico por las obras que conforman esta muestra, solo queda invitarlos a disfrutar de ellas, intentar vibrar con la energía que trasmiten, intentar soñar con las historias sugeridas, intentar captar un mensaje y lo más importante intentar dejarse llevar y que los sentimientos fluyan. Les invito definitivamente a volar, no se requiere de mucho, solo el buen deseo, las alas están listas.
Completando la frase que da título a esta muestra, tomada del poeta y músico cubano Silvio Rodríguez ".... Para alzar el VUELO",
No hacen falta alas
Para hacer un sueño
Basta con las manos
Basta con el pecho
Basta con las piernas
Y con el empeño
Basta el buen sentido
Del amor inmenso
No hacen falta alas
Para alzar el vuelo
Especialista en Arte - 10 de febrero 2020